martes, 26 de marzo de 2013

Como aprovechar la Inteligencia Colectiva en las empresas


El salto a la sabiduría o inteligencia colectiva es y seguirá siendo uno de los grandes temas del conocimiento en este siglo. Cómo gestionarla es una tarea a la que se deberán dar respuestas creativas.

La inteligencia colectiva se puede definir como la habilidad para compartir o combinar los conocimientos de un grupo para crear una visión más amplia y completa.

Entonces, ¿cómo podemos usar la inteligencia colectiva para mejorar y desarrollar algo similar a una inteligencia “colaborativa”? Mientras un plan de colaboración planificado y organizado facilitará y aumentará la eficiencia de nuestro equipo al asignar a cada uno la tarea más acorde con su preparación y conocimientos, el conocimiento colectivo animará a ayudar, participar, comunicar, compartir y colaborar convirtiendo lo implícito hacia lo explícito.

La colaboración no solo se centra en compartir datos, información, archivos y trabajo en equipo para alcanzar un objetivos común, sino también compartir sus conocimientos de modo que se construya una comunidad de práctica. Además de conseguir que nuestro equipo coopere y se comunique activamente, conseguiremos que compartan el conocimiento entre los participantes.

Las personas que necesitan las organizaciones para afrontar su futuro, ya no son exclusivamente aquellas que tienen ideas, o que saben cómo desarrollarlas, sino las que además son capaces de multiplicar el valor de esas ideas mediante la participación y colaboración de los demás.

Estas personas demuestran tener una necesidad continua de ser visibles y diferenciarse ante el resto. Pero por otro lado, muestran una gran necesidad de pertenecer a un grupo, compartir su existencia y reclamar constantemente un sitio junto a los demás.

Leyendo una entrevista a Hiroshi Tanaka -filósofo, ingeniero, emprendedor y consultor organizacional- quedé gratamente perplejo frente a su afirmación de que "la sociedad del conocimiento es aquella en la que el conocimiento deja de tener valor". Vaya balde de agua fría para quienes pensamos que el conocimiento es el factor clave desde el que se impulsa el devenir de la sociedad actual.

El planteamiento de Tanaka es que gracias al desarrollo y la utilización de las TIC, el acceso al conocimiento se logra con rapidez y sin dificultad. Basta con un sencillo clic y ya está. Ante este alto nivel de accesibilidad, el conocimiento experto se hace prescindible.

Por otro lado (esta es una reflexión personal), a raíz del cambio permanente del mundo en el cual vivimos, el conocimiento experto no acaba de dar cuenta a cabalidad de aquél y, en consecuencia, existe un alto riesgo de obsolescencia. Todo cambia tan rápido que las antiguas respuestas no nos sirven. Se necesitan otras nuevas ante problemas emergentes y el conocimiento experto se apoya en sistemas de respuestas adquiridas, por lo que no siempre logra armonizar con la realidad dinámica.

Acceso permanente y rápido, más riesgo de obsolescencia, es la combinación perfecta para pensar que el conocimiento experto ha quedado fuera de foco, transformándose en un commodity más. Pero el mundo 2.0 de personas y organizaciones activas, participantes y exigentes, principalmente por las TIC, está promoviendo la emergencia de sabiduría colectiva a partir de ideas surgidas de las interacciones entre personas. Tanaka dice: "Si formulas una pregunta en una comunidad, las respuestas que se obtienen pueden llegar a ser mucho más valiosas que las de los expertos".

Estas comunidades de personas están dentro y fuera de las organizaciones y las hacen confluir intereses comunes vinculados tanto a sus tareas profesional-laborales como a cuestiones relacionadas con el ocio.

El desafío es crear en nuestras organizaciones, pensadas para fabricar productos en serie, espacios que alberguen a los knowledge workers y proveer instancias catalizadoras para las nuevas ideas de las cuales depende la sostenibilidad (sobrevivencia) de la organización. La inteligencia colectiva crece en entornos abiertos. Un bucle cerrado no garantiza el crecimiento y la renovación de la sabiduría.

Las organizaciones deben constituirse en ecosistemas relacionados de manera activa con su entorno, llámense clientes, proveedores, competidores, etc. La relación entre cada uno de estos actores es clave para la empresa actual si se desea generar atributos adaptativos que se traduzcan en competitividad. Por ello, el principal componente de la competitividad del futuro es paradójicamente la colaboración.


Para más información realizar nuestro curso “Redarquía: como implementar una cultura colaborativa


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