miércoles, 28 de noviembre de 2012
Ideas prácticas para que su empresa domine los mercados
Según Michael Hammer, lo "normal" no son las épocas de abundancia, sino los tiempos difíciles. La gestión de empresas es una de las actividades más complejas, difíciles e inciertas.
¿Cómo diseñar productos y servicios que satisfagan a los clientes y, al mismo tiempo, a los accionistas? ¿Cómo diferenciar a una compañía con productos y objetivos idénticos a los de las demás? En un clima de creciente competencia, ¿cómo retener a los clientes?
A continuación vamos a desarrollar un conjunto de técnicas e ideas prácticas para que los ejecutivos logren que sus compañías dominen los mercados en la próxima década.
La propuesta incluye nueve principios fundamentales, que surgen de la observación de las prácticas de empresas innovadoras y con excelente gestión:
1. Manejar el negocio en función de los clientes.
2. Ofrecer más valor agregado.
3. Dar prioridad a los procesos.
4. Crear el orden a partir del caos.
5. Medir con sentido estratégico.
6. Llevar adelante una gestión "sin estructuras".
7. Poner el foco en el cliente final.
8. Derribar murallas.
9. Ampliar la empresa.
Hammer sostiene que las empresas deben rediseñarse para que, desde el punto de vista de sus clientes, resulte fácil hacer negocios con ellas.
Además, tendrán que agregar valor, transformando sus productos y servicios en soluciones para el cliente.
El tercer principio indica que están obligadas a reestructurarse en función de los procesos (grupos organizados de actividades relacionadas que, juntas, crean un resultado de valor para el cliente), en vez de aplicar el esquema tradicional de dividirse por departamentos o líneas de productos.
El cuarto es "ordenar el caos"; es decir, organizar y disciplinar el trabajo informal.
En quinto lugar se ubican los sistemas de medición, cuya función es más estratégica que contable: deben detectar y medir los factores que inciden en el rendimiento de las compañías.
Los últimos cuatro principios apuntan a una mayor integración entre las empresas. La estructura basada en la integración vertical (típica del modelo de Ford) pertenece al pasado.
Ahora, cada organización se concentra en lo que hace mejor y colabora con otras para brindar una solución final, sin pretender abarcar todas las tareas vinculadas con el desarrollo de productos y servicios.
En la práctica, este enfoque se traduce en organizaciones con jerarquías y estructuras más "chatas", que tercerizan aquellas actividades que no constituyen su negocio central. El punto máximo de esta tendencia es la integración virtual: empresas que comparten información y funcionan como unidades interdependientes.
Sólo las empresas que luchen por ser las mejores, y por superar en rendimiento a los demás, tendrán alguna posibilidad de ganar en un mundo en el que todos intentan lo mismo.
Para más información realizar nuestro curso “Como diferenciarse de la competencia”.
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